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ANESTESIARSE SIN PAUSA, PARA NO SER UNO MISMO

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Publicado el 19 diciembre, 2016

ANESTESIARSE SIN PAUSA

En estas fechas en que uno festeja la Navidad y el fin de Año, parapetarse en el paraguas de las celebraciones, las compras, los regalos, y la iluminación incandescente, es fácil y casi inevitable.

Visitar cualquier centro comercial constituye un espectáculo abrumador, porque observamos a una masa ingente y ansiosa por devorar cuanto producto y mercancía asome a la vista, sin detenerse un minuto a pensar en cómo van cubriendo su existencia en estos días con anestesias y situaciones que les hacen olvidar su realidad momentánea.

Celebrar estos días y festejarlos es algo positivo y sano para el espíritu, siempre que no se convierta en una obsesión de consumo y de negación para poder compartir con familiares y amigos desde la realidad que vivimos, como personas, y no desde la evasión momentánea de nuestro propio ser, de nuestra propia existencia, en la que nos vendemos simulacros y apariencias, para no reconocer lo que somos y sentimos.

La creencia popular de millones de personas de que disfrutar es la búsqueda permanente del placer físico y material, se traduce en comportamientos permanentes de consumo, ya sea en forma de bebidas, fiestas, comidas, regalos y todo aquello que impida un contacto sosegado e íntimo con nosotros mismos y con las personas que más queremos, evitando conectar con los sentimientos, emociones, tanto nuestros como de los que nos rodean.

Desde luego que el disfrute de un buen vino, una fiesta, es algo que todos necesitamos y agradecemos, siempre que estas actividades se hagan en familia, con un amigo, un ser querido con quienes tenga sentido compartir estos placeres, para que no sean solo entretenimiento y evasión, o momentos forzados, dejando correr la existencia de nuestros días inútilmente.

No porque estemos en Fiestas o en Navidad deberíamos dejar de ser nosotros mismos, sino que deberíamos procurar que nuestras celebraciones estén conectadas con nuestros deseos y anhelos más íntimos, porque así escoger con quién los queremos compartir y festejar es un acto de autenticidad y consciencia para que estas Fiestas no nos alejen de nosotros mismos.

Basta de cenas de compromiso, de que quedar con el conocido que no nos interesa, con los familiares, ya sean nuestros o de nuestras parejas, que nos disgustan, porque, aunque no lo creamos, la vida no es infinita y no siempre estaremos en este planeta para celebrarlo, así que no hay que dejar pasar este tiempo anestesiados, con la ilusión de que habrá otros años, otras Navidades, cosa que desconocemos con certeza absoluta.

Estas fechas nos brindan la oportunidad de que hagamos un arqueo de caja de nuestras vidas, para revisar nuestros logros, y nuestras metas, y comprobar si nuestro proyecto de vida va razonablemente bien o no, lo que nos llevará a festejar algunas cosas y a plantearnos otros horizontes y otros puertos a los que llegar.

Porque nuestra vida es como una metáfora marina donde somos como un barco que queremos gobernar, saliendo a la mar para mantenernos a flote y con buen viento, y, sobre todo, teniendo claro que queremos llegar a buen puerto. Si el material de nuestro barco no lo trabajamos, entiéndase nuestra personalidad (educación emocional, inteligencia, voluntad, amor, consciencia de uno mismo, trabajo), será muy difícil mantenernos a flote en las mareas de la vida y mucho menos gobernarla. Si todo ello no se produce será difícil saber si vamos a cumplir nuestro objetivo de llegar a buen puerto.

En una conversación con una alumna, hace unos días, acerca de la Navidad y los buenos propósitos, le recomendé que se atreviera a sacar lo mejor de ella misma en estas Fiestas, para que disfrutara de una manera plena, cada día y cada minuto, de sus sensaciones, emociones, de ella y de sus seres más queridos, que no se desconectara anestesiándose y dispersando su atención, porque ese es un modo falso de ser feliz.

Ser feliz no es tener TODO lo que uno quiere: es que uno esté dispuesto a trabajar para lograr lo que quiere, desde el compromiso con el desarrollo personal, y la convicción de que llegaremos a esa meta independientemente de los obstáculos que se nos interpongan para ello.