Los zombis emocionales no saben de ilusiones y no pueden alcanzar sus sueños

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Publicado el 24 enero, 2017

“¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo que la felicidad no es más que uno de los juegos de la ilusión?”

                                                                                                                                                             – Julio Cortázar.

 

Zombis emocionales, es la manera en que el Dr. Fidel Hernández describe el comportamiento inconsciente y automático que nos impide ser protagonista de nuestra vida y de nuestros sueños. Recomendamos este artículo.

Vivimos en una sociedad donde la mayoría de las personas, están inmersas en una vorágine de prisas, preocupaciones y un desenfreno cotidiano, que los hace actuar de manera automática y casi desenfrenada. Basta con detenerse una mañana cualquiera en una ciudad occidental, supuestamente desarrollada, y observaremos cómo la mayoría de las personas expresan una urgencia temporal por abordar cualquier medio de transporte, ya sea metro, autobús, sin mirar para el lado y sin apenas cuidarse a sí mismo. También resulta pasmoso observar cómo, otros conductores de vehículos arriesgan su vida, saltándose semáforos o haciendo adelantamientos innecesarios, como si estuvieran perseguidos por el enemigo más terrible, poniendo en peligro su vida y la de los demás. De qué huyen? Preguntaría un observador extraterrestre desde cierta altura.

Quizás quieren llegar temprano al trabajo, resolver preocupaciones o gestiones que consideran importante ese día, pero el extraterrestre seguiría sin entender por qué ponen en riesgo su vida, por qué lo hacen de manera tan irreflexiva, pareciendo más zombis que seres humanos.

Quizás este observador extraterrestre se quede pensando que no van a ninguna parte, sino es que van huyendo de sí mismo todo el tiempo.

Sabemos por las investigaciones y nuestro trabajo en las consultas, que existen millones de personas que se levantan por las mañanas a su quehacer cotidiano de manera automática, sin plantearse si quiera, cuál es el sentido por el que hacen las cosas cotidianamente. Se dejan llevar por la inercia social de tener un trabajo que, aunque no les guste, cubrirá algunas de sus necesidades materiales, sin plantearse en ningún momento la posibilidad de descubrir algunos de los talentos o propósitos por los que vinieron a este mundo, y que yacen dormidos en algún rincón de su cerebro, desde los remotos tiempos en que estudiaban en el colegio o en la universidad. En esos tiempos ya aprendieron a ser “prácticos”, a escoger un oficio que no siempre era su vocación.

Una de las claves de vivir con plenitud y de llevar a cabo nuestros sueños, es detenerse en medio de esta inercia social de zombis emocionales, para despertar como seres humanos que necesitan descubrir el propósito  del “para qué” han venido a este mundo.

Cada uno de nosotros tiene derecho a tener un sueño, un ideal de persona y de trabajo, desde ser un excelente cocinero hasta un Ingeniero brillante, lo importante es que podamos auto-conocernos, detectando cuáles son nuestros dones y limitaciones.

Seríamos seres más plenos si trabajáramos en aquello que nos gusta o al menos intentáramos luchar por ese objetivo. Ya Confucio dijo: “que si trabajas en aquello que te apasiona, no trabajarías nunca”.

La posibilidad de re-inventarnos cada día, requiere que no perdamos la capacidad de ilusionarnos con cada cosa que hacemos. Eso no es posible, si no somos capaces de detener el automático que lleva nuestra vida, por un ejercicio consciente de comprender quiénes somos nosotros y cuál es nuestra misión vital. Quizás ser un buen padre o madre, un profesional, o un trabajador apasionado, no sea lo decisivo, sino lo importante es que lo que hagamos posea nuestro compromiso, pasión y excelencia para satisfacer ese propósito.

El objetivo de estas reflexiones es evitar que miles de personas, arriben a los 30 ó 40 años de edad, muertos espiritualmente, en espera de su jubilación y muerte biológica, sin creer en la posibilidad de superarse a sí mismo en cada etapa de su vida, siendo mejores personas y mejores profesionales.

Por qué debemos estar alertas para no formar parte de esa tribu de zombis emocionales que nos asechan? .

La importancia de no convertirnos en estos zombis emocionales, es que siendo conscientes y dueños de nuestro destino, podremos cambiar nuestra vida y nuestro futuro, podremos darnos cuenta de forma sensata, cuáles son aquellos cambios que necesitamos para encontrar el trabajo que nos gusta, o la vida que queremos.

En nuestro trabajo con personas con discapacidad, siempre nos enfocamos hacia la posibilidad real, de que las personas tienen el reto, y casi la obligación de re-inventarse, ya que independientemente de cualquier limitación física, psicológica o circunstancial, lo seres humanos hemos demostrado que ante grandes adversidades, suelen salir las mejores potencialidades de nosotros mismos. Dígale a una madre que tiene que correr 100 metros para salvar a su hijo, no lo dude que no habrá campeón olímpico que la supere en ese momento, aunque nunca haya hecho ejercicios físicos en su vida. Existen ejemplos sobrados de situaciones límites, en que las personas se superan a sí misma, una y otra vez. Personas que enfrentan enfermedades de cáncer, personas con discapacidad que superan sus propias barreras, como es el caso de inminente físico teórico, astrofísico, cosmólogo y divulgador científico británico Stephen William Hawking, el cual es un ejemplo de superación ante su enfermedad de Esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que no le ha impedido llevar a cabo sus sueños, destacándose y brillando por encima de millones de seres, que sin ninguna limitación física ni mental, han preferido disfrutar la atrofia de vivir acomodados en el sueño de zombis emocionales. En este caso el extraterrestre que miraba asombrado a los ciudadanos, que iban con prisa hacia ninguna parte, confirmaría la importancia de tener un qué, en la vida, como es el caso de Stephen, para poder conocer a donde vamos y sobre todo que sueños queremos alcanzar

Si no recuperamos una sociedad de individuos ilusionados por las pequeñas cosas cotidianas, conscientes y despiertas de que solo tienen una existencia para disfrutar, y que no vienen a este mundo para ser eternos, no podremos avanzar en una verdadera prosperidad humana.